UNA CHARLOTA CHALADA

- Yo llevo el postre, ¿vale? 

¿Alguien ha dicho alguna vez esta frase cuando le han invitado a comer? ¿Y si es a cenar?

Y con llevar el postre no me refiero a llevar unas pasteles comprados en una pastelería de paso, que es lo que se suele hacer para cumplir con algún compromiso.

Un bloguero que se precie no puede comprometerse a llevar un postre y aparecer con una bandeja de pasteles cualquiera (a menos que los pasteles los haya preparado en casa o el bloguero en cuestión solo se dedique en exclusiva a especialidades saladas).

¿Cómo resistir la tentación de preparar algo dulce sabiendo además que la especialidad del anfitrión son las pastelerías de paso?

O llevas algo preparado por ti mismo o sabes que habrá bandejita de pasteles después del segundo plato.

Nota: no vaya nadie a pensar que tengo algo personal en contra de los pasteles. Muy al contrario, soy un gran adicto de las buenas bandejas surtidas con mis preferidos.

Después de aceptar la invitación, cuelgas el teléfono y te dices a ti mismo:

- Y ahora ¿qué llevo yo de postre?

Son las diez de la mañana y tienes que estar allí a las dos. "¿Qué preparo?", piensas. Abres los armarios: te encuentras con el último paquete de bizcochos de soletilla. Vaya, esto es sugerente ¿Un tiramisú?

Vas a la nevera, pero no hay ni el queso que tu necesitas ni la nata suficiente para preparar un tiramisú en condiciones. Nata algo queda, no mucha, pero algo se puede hacer. Hay un poco de crema de queso, aunque poca. También hay queso de Burgos. Bueno, a lo mejor sirve ¿Qué más? Dulce de leche, caramelo, ....

Y en tu cabeza ya se han ido armando algunas piezas y piensas:

- ¿Por qué no preparo una tarta Charlota?

Da igual que en tu vida no hayas hecho una, e incluso da lo mismo que sea tu primera vez. No importa que no tengas los ingredientes en casa. Es más, ¡qué mas da!, si lo que quieres es aprovechar para hacer limpieza de los restos de la nevera y no quieres bajar al super. ¿Para qué vas a mirar una receta si con esto que tienes en casa más o menos te puedes apañar para hacer algo decente?

¡Ay, esos momentos de soberbia de los cocinillas! ¡Cuán peligrosos son!

"En repostería, siempre habrás de usar la receta", reza uno de los mandamientos del cocinero aficionado (y del que no lo es también). Y es que en repostería, hacer uso de la libre creatividad a veces puede dar buenos resultados, pero son más las veces en que no es así.

Como dicen los ingleses, voy resumir una larga historia para decir que esta es una receta fracasada. Que en las fotos la Charlota se ve muy entera y animada, pero miente, porque por dentro era una Charlota chalada que mostró su verdadera naturaleza interior cuando le hincaron el cuchillo. Se derrumbó como un flan mal cuajado. Eso sí, resultaron ser unas natillas con galletas muy ricas.

No incluyo la receta de esta maravillosa tarta Charlota porque no deseo que nadie tenga que volver a pasar por la experiencia de que se le derrumbe su tarta. Con una vez, suficiente.

Y para finalizar, quiero agradecer dos premios que me han concedido dos blogueras fantásticas:

El primero viene de Ana del blog Vainilla y Azahar. Me encantan sus recetas caseras. Y los que no la conozcan, también os encantarán. Muchas gracias Ana.

El segundo premio me lo ha concedido Merceditas Bakery del blog Merceditas Bakery, que tiene un horno repostero que no hay que dejar de visitar. Muchas gracias.

Quiero darle las gracias y un par de besazos a las dos por esto premios que me han dado con tanto cariño.