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viernes, 20 de julio de 2012

SANGRÍA

Con este calor, hoy me apetece hablar de la sangría. De una sangría bien fresquita.

De toda la vida la sangría la he conocido con el nombre de limonada. O como se dice en mi pueblo: "limoná".

La "limoná" nunca podía faltar en fiesta o reunión que se preciara de fiestera: cumpleaños, fiestas del pueblo, comuniones o bautizos o cualquier otro evento que reuniera a un considerable número de personas. La "limoná" siempre ha sido una forma rápida, rica y, lo que es más importante, económica de preparar una bebida alcohólica para mucha gente. Cuando era chico, recuerdo a mi padre el día anterior preparando litros y litros de "limoná" en una gran olla que anda todavía por casa de mis padres y que creo que tiene una capacidad de unos 20-25 litros. Y lo mejor es que me dejaban probarla un poquito (no mucho para que no me emborrachara, claro). Supongo que ahora le das a un niño medio vaso de sangría y los padres van a la cárcel.

Cuando creces, te vas dando cuenta que tu pequeño mundo familiar es muy diferente al de la realidad de otros lugares. Pues bien, para mi fue todo un shock descubrir que lo que yo toda la vida había conocido como "limonada", el resto del mundo más allá de mi pueblo lo conocía por otro nombre totalmente diferente. De repente, en mi vocabulario la "limonada" tuvo que ser reemplazada por la palabra "sangría" y lo que yo siempre llamaba  "agua-limón" pasó a llamarse "limonada". Creo que aún no lo he superado y en mi yo interior aún me resisto a este cambio etimológico.

No sé si es solo una apreciación mía o es una realidad. Pero tengo la sensación que desde que los españoles somos "ricos", la sangría ha ido perdiendo protagonismo en las celebraciones. Salvo en las terrazas o en los chiringuitos de la playa, la sangría ha ido siendo repudiada poco a poco por los españoles. Hasta tal punto, por ejemplo, que hace unos años pedir una sangría en un bar era algo típico solo de turistas (al menos en Madrid). Afortunadamente, creo que nuestra sangría está recuperando de nuevo el prestigio que nunca debió perder y cada vez más gente reclama una jarra de sangría sin tapujos.


Ahora las celebraciones ya no son como las de mi infancia. Si te invitan a una fiesta, ya no puedes esperar encontrar ese pilón de sangría, del que salía la bebida para todo el mundo, ese gran barreño en  el que solo faltaba colgar este cartel:

 "Para beber hay sangría. Si quieres la tomas si no la dejas". 

Ahora no. Ahora no eres nadie si en un cumpleaños o en una barbacoa, por ejemplo, no se te ocurre poner a disposición de los invitados un sinfín de bebidas entre las que poder elegir: toda clase de refrescos: Coca Cola normal, Light, Fanta limón, Fanta naranja, Aquarius, Nestea, ah, que no se nos olvide la tónica para los gin tonics de después,  cerveza, con y sin para los que no pueden, vino blanco fresquito para el aperitivo que seguro que alguien quiere, luego vino tinto (que sea bueno por favor) para la carne. Para terminar, hay que tener varios tipos de bebidas alcohólicas para quien quiera luego tomarse una copa: mínimo ginebra, whisky y ron, más sus correspondientes refrescos. 

Vamos solo en bebida te dejas un dineral. Por eso la sangría siempre ha sido tan popular. Con poco dinero podías emborrachar a mucha gente. Me pregunto si con la crisis que estamos viviendo la sangría volverá a ocupar en las fiestas españolas el protagonismo que un día perdió.




Recetas de la sangría hay millones, tantas como gente hay preparándola. De hecho, no creo que exista una única receta tradicional. Investigando un poquito por internet, he encontrado que todas las recetas tienen los siguientes elementos en común:

1. Deben llevar vino
2. Deben llevar mucha fruta troceada
3. Azúcar
4. Incluyen algún líquido más (que va desde un refresco gaseoso, zumos, algún  licor para subir más la graduación).

La combinación de estos tres elementos, más alguno adicional, es de libre albedrío y va al gusto del consumidor.




De hecho, ni siquiera yo hago la sangría siempre del mismo modo. Siempre la hago a ojo y, creo que de una vez para la siguiente, nunca me acuerdo de las cantidades.

Pero más o menos, mi receta es esta:

- Vino (2/5 - dos quintas partes). Es menos de la mitad, para que no esté demasiado fuerte. A mi no me gusta que sepa mucho a vino.
- Refresco gaseoso (gaseosa La Casera o Fanta Limón) (2/5 - 2 quintas partes)
- Zumo de naranja (si es natural, mucho mejor) (1/5 - 1 quinta parte)
- Azúcar
- Naranjas y limones troceados (también limas)

Las cantidades se pueden variar en función de si te gusta que sepa más a vino, menos alcohólica, más afrutada, más dulce, menos dulce.




Elaboración

1. Mezclamos el vino, el refresco y el zumo de naranja.
2. Añadimos el azúcar. Yo suelo echar bastante ¿Cuánta? No tengo ni idea. Como nunca hago la misma cantidad, voy probando y voy echando azúcar hasta que la sangría tiene el punto de dulce que a mi me gusta. Aviso: a más azúcar, más sube la graduación alcohólica y más fácilmente se sube a la cabeza la sangría.
3. Cortamos la fruta en trozos y lo incorporamos a la sangría.
4. Mi truco es hacer la sangría siempre el día anterior a su consumo. Dejamos la sangría reposando bien en la nevera o en un sitio fresco. De esta manera, los diferentes sabores del vino y las frutas se van mezclando.
5. Servir fría, con hielo y ayudándose con una cuchara de madera para servir adecuadamente.



5 comentarios:

  1. Cesar me encanta la sangría, es refrescante a tope, bsss

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  2. Cesar yo también tengo el recuerdo de cuando era pequeña y mi madre preparaba una sangría buenísima en una olla pero super grande y con un montón de diferentes frutas de verano, era lo que a mi me gustaba realmente, mira que estaban buenas las frutitas con la mezcla de sabores y el dulzor. Yo la verdad es que nunca la he hecho, porque hasta ahora era mi mami la encargada de hacerla. Pero ya es mayor y como que no tiene demasiadas ganas de cocina, creo que me tendrá que dar su receta porque de verdad que estaba deliciosa. En cualquier caso, me quedo con tu receta que seguro que esta también buenísima. Gracias y besos Ana

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  3. Hola cesar
    Gracias por tu visita a mi blog y con tu permiso agarro un vasito de sangria.
    Saludos
    Olguis.

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  4. Hola cesar
    Gracias por tu visita a mi blog y con tu permiso agarro un vasito de sangria.
    Saludos
    Olguis.

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  5. Pues sí, a mi tambien me trae recuerdos la sangria y como me gustaba comerme la fruta que quedaba en el vaso.Ahora parece que queda mejor pedir tinto de verano, cosa que a mi no me gusta nada. Un abrazo

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