Esta receta nace de uno de esos momentos de experimentación, fruto a partes iguales de la curiosidad y de la necesidad. Media tarrina de queso mascarpone en la nevera, otra de dulce de leche a medio terminar. Los dos por separado son excelentes, así que juntos no pueden llevarse mal.
La curiosidad me ha llevado a descubrir un secreto seguramente ya conocido por muchos y que yo ignoraba ¿Cómo he podido desconocerlo durante tanto tiempo?
Entre el mascarpone y el dulce de leche existe un amor verdadero. Nada de relaciones de conveniencia ni forzadas. Es amor de los de toda la vida. Cada uno por su lado son maravillosos, pero si los pruebas juntos jamás querrás verlos por separado. La prueba irrefutable de que 1 + 1 suman más de dos.
Jamás voy a olvidar este día. El día en que descubrí el amor que se profesan el mascarpone y el dulce de leche.
Sé que no he sido el primero en descubrirlo, que esto es un secreto a voces. Que otros muchos ya lo sabían desde hace tiempo. Pero el haberlo descubierto por mi cuenta, sin que nadie me haya venido con chismorreos, me hace sentir un placer especial.
Por cierto, casi se me olvida. Aunque a estas alturas a nadie se le habrá pasado ya por alto. Las fresas son una compañía perfecta para este matrimonio entre el mascarpone y el dulce de leche.
FRESAS CON CREMA DE MASCARPONE Y DULCE DE LECHE
- 1 Kg de fresas
- 200 grs. de queso Mascarpone
- 130 grs. dulce de leche
1. Mezclar bien el queso Mascarpone y el dulce de leche, hasta que tenga una consistencia suave y cremosa.
2. Acompañar la crema con fresas.
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